Biografía de Horacio Quiroga
Marcado por un destino siniestro el novelista y cuentista, Horacio Silvestre Quiroga Forteza, nació en Salto el 31 de diciembre de 1878. Un cúmulo de desgracias y tempestades, lo acompañaron durante sus primero años de vida. Su padre, Prudencio Quiroga, fallece víctima de un accidente de caza, deporte al que se dedicó como jefe de una familia pudiente de la época. Su madre, Pastora Forteza, lo educó junto a su nuevo compañero, Ascensio Barcos, padrastro de Horacio. Ascensio, producto de una parálisis casi total, decide suicidarse en su silla de ruedas con una escopeta, también de caza. Horacio entonces, recibió un golpe moral altísimo luego de haber apreciado este horrible hecho con sus propios ojos. Su vida continuó y realizó sus estudios primarios y secundarios en Montevideo, demostrando desde muy joven interés por la literatura y el ciclismo.
Como ocurre
con casi todo el mundo, el amor golpeó la puerta de este joven, y en las fiestas de carnaval de 1898 conoció a María Esther
Jurkovski, quién sería su primer amor y le inspiraría en dos de sus obras. Pero
este amor no prosperó. Sin embargo, nuestro cuentista y novelista, no bajó los
brazos. En 1899, con la ayuda de su
madre fundó: “La Revista de Salto”,
con la cual se iniciaría en el ámbito de la Literatura. Fue seguidor del Modernismo fundado por Rubén Darío y obsesivo lector de Edgar Allan Poe, quienes influyeron de forma directa en sus
obras.
En los albores del 900 los jóvenes que
comenzaban a escribir, solían viajar a Paris para cumplir el sueño de todo
artista joven. Allí conoció a Rubén Darío pero el viaje no colmó sus expectativas.
De regreso a Uruguay, fundó “El Consistorio del Gay Saber”, centro cultural
de reuniones de los jóvenes de la época. En 1902 las desgracias continuaban en
su vida, Quiroga dio muerte accidentalmente, a su amigo y compañero Federico
Ferrando, mientras examinaba un revólver. Libre de toda culpa, se marcha a
Buenos Aires, a la casa de su hermana. En
junio de 1903 Quiroga se unió como fotógrafo a Leopoldo Lugones en una
expedición a Misiones, financiada por el Ministerio de Educación, en la que
planeaba investigar unas ruinas. Vuelve a Buenos
Aires y se desempeñó como Profesor de Literatura. En 1909 contrae matrimonio con Ana María Cirés, una de sus alumnas. Al año siguiente decidió volver a la selva
y compró una chacra sobre la orilla del Paraná. En 1911 nació su hija Eglé
Quiroga. El escritor comenzó la explotación de sus yerbatales y al mismo tiempo
fue nombrado Juez de Paz en el Registro Civil de San Ignacio. Al año siguiente
nació su hijo menor, Darío. Se ocupó personalmente de la educación de sus hijos.
Sin embargo, su esposa, producto de fuertes discusiones, cayó en una profunda
depresión y se suicidó tomando veneno. Tras el suicidio de su esposa, Quiroga
se trasladó con sus hijos a Buenos Aires, donde recibió un cargo de Secretario
Contador en el Consulado General uruguayo en esa ciudad.
En 1927 se enamoró de María Elena Bravo, compañera de su hija
Eglé, se casaron ese mismo año. A partir de 1932 Quiroga se radicó por última vez en
Misiones, en lo que sería su retiro definitivo, con su esposa y la hija de su
segundo matrimonio. Perdió el consulado pero sus amigos consiguieron tramitarle
una jubilación.
Luego de tantas desgracias, desaciertos e infortunios,
comenzó a sufrir una enfermedad y su
mujer lo abandonó llevándose a su hija. Tras su regreso a Buenos Aires para ser
internado en un hospital, el 19 de febrero de 1937, Horacio Quiroga bebió un
vaso de cianuro que lo mató pocos minutos después. La vida de nuestro escritor, llegó a su fin, pero
las desgracias, continuaron en su familia. En 1939 se suicida su hija
Eglé y años después, su hijo Darío también los haría.
En las obras, Quiroga plasmó
su atracción por los aspectos más extraños de la naturaleza, a menudo teñidos
de horror, enfermedad y sufrimiento para los seres humanos. No ha de extrañar, entonces, que sea la muerte el tema
central y el motivo recurrente, en la obra de este escritor. Explícitamente
mencionada con el título de su primer gran libro de cuentos, “Cuentos de amor, de locura y de muerte” (1917).
También en “El desierto” (1924)
se conjuga con un importante subtema quiroguiano: la ternura hacia los seres desvalidos, hacia los niños, particularmente.
En Los desterrados (1926), obra de plena madurez, valorado por
la crítica como su mejor libro. Hay otro cuento espléndido, donde la muerte
asume una forma inesperada y cruel: El hombre muerto. En
el libro Más allá (1935) obra de su
último período creador, incluye un relato, El hijo, que será abordado en clase. Otras obras de Horacio Quiroga: El crimen del otro (1904), Los
perseguidos (1905), Historia de un amor turbio, novela (1908), Cuentos
de la selva (1918), El salvaje (1920), Anaconda (1921) Pasado
amor, novela (1929).
Tomado de: 100 autores
del Uruguay
Paganini, Alberto - Paternain, Alejandro - Saad, Gabriel
Editado por: Capítulo oriental.
Paganini, Alberto - Paternain, Alejandro - Saad, Gabriel
Editado por: Capítulo oriental.
“Cuentos
de amor de locura y de muerte”. - Prólogo y presentación: Francesc LL. Cardona.
Doctor en historia y catedrático.
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